Hijos de campamento, padres en casa: Guía para sobrevivir

1. Permítete echarles de menos (pero sin montar un altar con su pijama)

Es normal sentir ese nudo en la garganta cuando ves la silla vacía en la mesa… pero no hace falta dramatizar como si se hubieran ido a Marte. Un poco de melancolía está bien, pero recuerda: están fuera pasándolo en grande, aprendiendo y creciendo. Eso también es un triunfo como padre/madre.


2. Recupera tu nombre: no eres “mamá” o “papá”, ¡eres tú!

Durante unos días, nadie gritará “¡¡maaamiiiii, no encuentro mis calcetines!!” desde el pasillo. Disfruta de eso. Redescubre cómo te llamabas antes de tener hijos. ¿Tenías hobbies? ¿Una serie que nunca pudiste acabar? ¿Un libro sin babas ni dibujos? ¡Es tu momento!


3. Haz lo que no puedes hacer cuando están

  • Comer chocolate a escondidas sin remordimientos.
  • Poner la música fuerte sin que nadie diga “¡qué hortera, mamá!”.
  • Dormir hasta tarde, o simplemente dormir sin interrupciones.
  • Ver películas que no contengan dibujos animados ni animales que hablan.

4. Haz una “operación campamento inversa”

Si ellos están haciendo senderismo, tirolina y yincanas… tú puedes hacer:

  • Senderismo por el pasillo hasta la nevera.
  • Tirolina mental entre el sofá y la cama.
  • Yincana de series, helado y siesta.

5. No llames cada dos horas

Si no te han llamado, probablemente están felices, ocupados o dormidos. Evita caer en la tentación de convertirte en el detective de la patrulla campamental. Recuerda que la independencia también se entrena. (Y si no responden al WhatsApp, no entres en modo CSI. ¡Están bien!)


6. Redescubre a tu pareja (si la tienes)

Sin hijos en casa, quizás descubres que esa persona que vive contigo es bastante divertida (¡y sin deberes pendientes!). Salid a cenar, id al cine… o simplemente preparaos un desayuno sin cereales pegados en la encimera. Puede ser muy terapéutico.


7. Haz algo para sorprenderles a la vuelta (pero sin pasarte)

Una nota divertida, una cena especial o una historia absurda que inventes sobre lo que “hiciste mientras ellos no estaban” pueden ser formas bonitas de reconectar. No hace falta redecorar su cuarto como Hogwarts.


8. Y si lloras… que sea de risa

La vida está hecha de momentos de separación, porque también traen reencuentros. Si alguna lágrima se escapa, está bien. Pero acompáñala de una carcajada, de una videollamada improvisada, o de una película con final feliz. ¡Porque también lo estás haciendo genial!


🧡 En resumen:

Los hijos se van, pero vuelven con historias que contar, mochilas sucias y ropa con olor a campo. Mientras tanto, tú puedes disfrutar, respirar y reconectar contigo mismo. Y si necesitas un apoyo extra, aquí estaré con humor, info útil y una sonrisa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *